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Il tesoro di Santa Paola

Apologetica

Apologética

Felice Cultrera nació en Catania y reside desde hace decenas de años en España. Gracias a algunos inimputables argonautas de la sospecha y a la obtusa ineficacia de determinados Órganos Institucionales ha estado a lo largo del tiempo, difamado, calumniado, secuestrado, “internettado” (¡sic!). ¿El motivo? Era sospechoso. Y a pesar de la “nada”, ya que  nada jamás ha hecho contra las leyes, ha debido sufrir las tristes vicisitudes de “presunto culpable”. Culpable en cuanto a objeto de ese contagioso bla…bla…bla que, el atrevimiento, la alegría de vivir y un modesto bienestar que con frecuencia tienden a atraer. En el pasado ha publicado dos libros de poesía “Contrabando de luz” y “El árbol de las mariposas”.“El tesoro de Santa Paula” es su primera novela.” Así es presentado Felice Cultrera por la casa editorial que ha publicado su obra. En honor a la verdad es útil precisar que la falta de fundamentos de las noticias difundidas en internet en lo relativo a Felice Cultrera es directamente proporcional a lo tremendamente absurdo de las medidas cautelares dictadas por la Fiscalía de Catania el 5 de mayo de 1995 en lo relativo a su persona y a cargo de otros presuntos culpables. Tan cierto es que, para despecho de la injusticia, tras algunos días, la orden de prisión provisional fue anulada por el Tribunal de Apelación. El señalamiento para la vista del juicio por parte del Juez de la Audiencia Preliminar, equivalente a nuestro Juez de lo Penal, no fue fijado hasta el 7 de julio del año 2000 (no había tanta prisa para aclarar hechos tan graves, aunque fueran inexistentes)En el trascurso de esos años, es decir de los comprendidos entre su orden de detención y el señalamiento del juicio, el señor Felice Cultrera fue perseguido y acosado por varios medios de comunicación que le presentaron desde como a un traficante internacional de armas y blanqueador de capitales, hasta capo de fantasmagóricas organizaciones mafiosas. Así lo quisieron algunos mal llamados “profesionales” de la difamación, a pesar de la decisión del Tribunal de Apelación, sin tener en cuenta la obligación ética y moral de contrastar las informaciones infundadas, propagadas por la Fiscalía de Catania, ni de contactar, por una debida rehabilitación mediática, a los directos interesados en aquel absurdo procedimiento, resultado dramático para uno de los sospechosos porque fue golpeado por un infarto, además de los relevantes daños económicos.

La Fiscalía acusaba a los imputados de no haber comunicado al organismo competente italiano del inicio de las negociaciones entre la empresa Augusta S.p.A. y Arabia Saudita, castigada por este acto doloso con una simple multa. No es posible saber (¿Y cómo se podría?) los motivos de que la orden de señalamiento del juicio por parte del Juez competente llegara después de cinco años. Finalmente, tras una serie de reenvíos, por la incapacidad de formar un Tribunal Juzgador estable, el procedimiento se concluía con la sentencia número 2203 R.S. (all.6) dictada durante la audiencia del día 29 de septiembre del año 2003, en base a la cual, por petición del Ministerio Fiscal se procedía a la absolución del señor Felice Cultrera y de los otros coimputados  inocentes “porque el hecho no subsiste”(¡sic!). La Justicia, la verdadera, ha considerado infundado el cuerpo jurídico de deducciones que constituían la base acusatoria formulado por los jueces instructores. “La injusticia les ha acusado; la Justicia les ha absuelto”. Este es el epílogo del triste suceso. Pero pasemos por alto, por un instante, la historia judicial que ha considerado culpables, por hechos inconsistentes a personas intachables y de bien e indaguemos acerca de los orígenes de la historia irreal del señor Felice Cultrera, nacido, para su desgracia, en Catania, pero residente en el exterior más de la mitad de su existencia. ¿Conspiración o vulgar prevaricación? En los primeros días de agosto del año 1989, ante su enorme sorpresa, un semanal español le señala como el representante de la mafia en la Costa del Sol española… Horrorizado, Felice Cultrera se puso en contacto con el periodista que escribió el artículo, el cual confiesa cándidamente que había recibido la información de la propia comisaría de Marbella, ciudad en la que Felice residía desde hacía más de diez años. Al periodista, durante un almuerzo, Cultrera le mostró sus certificado de antecedentes penales y de cargos pendientes en el que tan solo aparecía una palabra: “Nada”, este documento le había sido remitido desde Italia. A la semana siguiente el mismo periódico publicó un desmentido. El señor Cultrera pidió explicaciones al Comisario Jefe de la Policía de Marbella, quien negó haber dado aquella información. Unos meses después otro periódico publicó la misma noticia.

Una nueva entrevista, exhibición de la carencia de antecedentes y un nuevo desmentido. Tras algunos años, otros semanales españoles volvieron a insistir acusándole de pertenencia a la mafia. Denuncias, demandas, querellas y argumentaciones fueron presentados por el señor Cultrera en diferentes juzgados españoles. Al mismo tiempo fue aconsejado para que escribiera un curriculum vitae para consignar en los servicios secretos italianos, con el fin de demostrar la ajenidad a aquellos ambientes mafiosos  delictivos, a la vista de que su origen siciliano y el lujo del que se rodeaba le hacían “sospechoso”. Finalmente en el 1994, Cultrera tuvo en sus manos a través de un abogado de Madrid, un documento de la Interpol italiana que comunicaba a su homóloga española la pertenencia del señor Cultrera a la mafia. Aniquilado  se dirigió a Catania donde su amigo, el abogado Alessadro Attanasio, le aconsejó presentar alegaciones ante los más altos cargos del Estado. Pasaron los meses. Sólo el Tribunal de los Derechos humanos de Estrasburgo respondió. La indignación iba en aumento. El alterado Cultrera fue llevado a diestro y siniestro por un ex comisario de la Seguridad Pública, llamado Valter Beneforti que, tomándose a pecho su ajenidad a la terrible, infundada y temeraria acusación, le presentó en principio al general de los carabineros Francesco Delfino, después al doctor Alejandro Panza, jefe de un cuerpo de Policía. El señor Cultrera, creyendo encontrarse en un país civilizado mostró sus alegaciones, su certificado negativo de antecedentes penales y la absurda información. Ambos funcionarios le aconsejaron dirigirse al CED, Centro de Elaboración de Datos del Ministerio del Interior. La abogada Patricia Brandi del Foro de Bolonia denunció al Director del citado centro por haber propagado noticias falsas y faltas de fundamento.

En el 1995 el Centro de Elaboración de Datos del Ministerio del Interior declaró haber cancelado las informaciones y referencia prejudiciales relativas a Felice Cultrera, sin llevar a cabo ninguna acción o medida disciplinaria contra quienes difundieron esas falsas informaciones. Como se podrá comprobar estamos en Italia; un país en el que entre omisiones, los servicios secretos desviados, manos limpias y manos sucias, se llega a entender más bien poco. Ahora nos  referiremos a las acusaciones sobre presuntos y fantasmagóricos blanqueos de capitales del señor Culrera. Como ya se ha referido, el “mártir” Cultrera, presentó a instancias del señor Nicola Carlucci, agregado militar de la Embajada de Italia en Madrid, un curriculm vitae para que fuera entregado a los Servicios Secretos italianos que, tras haber procedido a la verificación y contraste de cada dato, aseguraron al señor Cultrera que le dejarían en paz. ¿Pero cómo podía ser dejado en paz un señor Cultrera, amigo de otro mártir y persona excelente, el victimizado Aldo Papalia, a su vez amigo de Alberto Dell´Utri, a su vez hermano del conocido Marcello, amigo y brazo derecho de Berlusconi que estaba formando los círculos de Forza Italia en Sicilia?¿ Y este Cultrera se había permitido la insolencia de adherirse a favor de aquella emergente bandera tricolor, tras haber manifestado que las confesiones de los “arrepentidos”(quienes confiesan y acusan a otros a cambio de beneficios legales) se deberían filmar, algo que fue hecho más tarde en nombre de la transparencia? No estaba tan equivocado, ya que uno de estos “arrepentidos” declaró en falso que Cultrera había propuesto a su propio padre, hombre de la mafia, construir cinco mil apartamentos fantasma en Tenerife. ¿Y qué decir de este falso “arrepentido” que aseguró que su padre, el mafioso, habría debido entregar a Cultrera doscientos cincuenta millones de liras, unos ciento cincuenta mil euros, para construir los apartamentos, cuando esa cantidad no hubiera sido suficiente ni para hacer las fotocopias del proyecto? Para un proyecto de ese tipo dos millones de euros, hubiera sido apenas suficiente para pagar lo referente a ingenieros y arquitectos del hiperbólico y así mismo imaginario proyecto. ¿Pero qué decir de los fiscales que escuchaban esta patraña y que en la ansiosa busca del culpable no se ocupaban de analizar el contenido de aquella absurda tontería privada de cualquier fundamento?. Si el significado de la palabra ”justicia” es “confirmación de la verdad contenía en la norma” ¿Qué se debe pensar en relación con los investigadores que a pesar de la avalancha de escritos relativos a las operaciones de investigación no son capaces de acertar la verdad? ¿Fue miopía o fue mala fe? Hay quien se pregunta las razones por las que hasta ahora, insensibles a la hora de reconocer sus fallos, se obcecan, despreciando la verdad, en verter en internet acusaciones, absurdas e infundadas, resultado de su ineficacia cómo investigadores. No se puede ni se debe impedir a la magistratura hacer su trabajo de indagar y castigar cualquier forma de crimen, pero no es aceptable que los escasos recursos de los que la Justicia dispone sean desperdiciados para seguir nebulosos y vacilantes teoremas. Ni es aceptable que por semejantes errores deba pagar un ciudadano sin culpa que, incluso habiendo sido absuelto por la Justicia (verdadera) deba quedar irremediablemente señalado, de por vida, por aquella injusticia (organizada) que permite todavía ser marcado sobre el sitio con las mismas acusaciones infamantes de las que ha sido absuelto. Sí a la libertad de prensa. No a la libertad de difamar con el único equipaje de extravagantes deducciones superadas por una absolución dictada por el Tribunal de Catania. Pero en una Italia donde las prostitutas, con la grabadora en el bolso para fines de extorsión, asumen un papel de heroínas, por una irreal ficción política y donde la publicación de una sentencia de condena dictada por el Tribunal de Terni es definida por fines políticos como “homicidio mediático” ¿Qué debería decir el “pluriperseguido” Cultrera al constar que su absolución, dictada por el Tribunal de Catania en su lugar se ha visto convertida en condena en aquellos medios de comunicación adictos a apuñalar la verdad, engañando a los lectores con mentiras?

¿Cui prodest? Habría dicho Cicerón. Nosotros no decimos nada…pero lo dejamos imaginar. A propósito de todo esto Felice Cultrera, indiferente a la vacía astucia estética y con la fina ironía que siempre le ha caracterizado, en su primer libro de poesía “Contrabando de luz” ha querido resumir las diferentes fases de su alucinante vivencia judicial con tres brevísimas líricas:


La sospecha Amenazante y sin tregua
giras y te revuelves
malgastándote
en un absurdo
laberinto de certezas
infundadas.
¡Qué horrendo arsenal
para la infinita pulsación
de la infatigable acusación!


El Estado ¡El Estado…El Estado!
invoqué
confundido y turbado
escribiendo quejas de fuego.
Al fin el Estado
me escuchó
secuestrándome un poco.


La inocencia ¡De nada sirvieron
la claras melenas
ni el cándido
vestido inmaculado
ni el trasparente perfil
de su certeza!
Atrevidos minotauros
con delirante
acusación
la atropellaron
para después ocultarse
en la sombra de una espera.

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